Oración por los enfermos
1. INICIO
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles
- En los que esperan en su misericordia
Haznos, Señor, escuchar tu gracia,
- Y danos tu fortaleza
El Señor es bueno y es recto
- Y enseña su camino a los humildes
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
- Como era en el principio ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amen.
2. ORACIÓN DE CONCHITA
¡Oh Jesús mío!
Te pido que me conduzcas
por el camino del cielo.
Haz que las dificultades
no me espanten
y no dejes que me vuelva atrás.
Haz que te vea al final delcamino,
para que tenga fuerzas
y pueda seguir subiendo
hasta llegar a ti.
Te pido ser de quienes
entran por tu puerta,
para gozar siempre de tu amor.
(Máximas sacadas del Evangelio, I)
3. LECTURA BÍBLICA: Mt 7, 7-11
Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra;
y al que llama se le abre ¿O hay acaso alguno entre vosotros
que al hijo que le pide pan le de una piedra, o si le pide un pez,
le de una culebra? Si,
pues vosotros, siendo malos,
sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos,
¡cuánto más vuestro padre que está en los cielos
dará cosas buenas a los que se las pidan!
4. CONSIDERACIÓN
He de pedir con confianza. Jesús lo ha dicho. Si los padres de la tierra procuran siempre lo mejor para sus hijos;
¿cómo va a querer Dios nada malo para nosotros, siendo,
como es, el más amante de los padres? Si le pido una cosa buena como el cielo, la perseverancia, las virtudes, la gracia de amarlo,
¿me va a abandonar sin concederme lo que le pido?
No; pensar eso, sería no conocer a Jesús, que quiere ante todo
el bien de nuestras almas; por eso, lo que debo pedir siempre,
son cosas de provecho para mi alma, pues, sé de fijo que
Jesús me escuchará.
En cuanto al cuerpo, no he de preocuparme, dejando a Jesús
que haga de él lo que le plazca. No he de pedir ni la salud ni la enfermedad; ni la riqueza, ni la pobreza; sino descansar tranquila
en los brazos de Dios, pensando que, puesto que no quiere más
que mi bien, el estado en que me encuentre es el más provechoso para mi alma. No pediré más que cosas buenas, como la perseverancia, el amor a Dios y a la Virgen, las virtudes, la buena muerte, etc. etc. y aun esto, no deseando más que lo que el Señor me quiera conceder.
He de aspirar y procurar adelantar en la perfección; pero no desanimarme ni volverme atrás, cuando vea que no progreso
en la virtud, sino entonces, humillarme y confiar más en Jesús, pensando que si yo soy débil, Él es la fortaleza; si estoy ciega,
Él es la luz; si pobre, Él es la riqueza.
Así comprenderé que con sólo mis fuerzas, nada puedo hacer,
sino que tengo que estar unida a Jesús.
He de amar a Jesús sobre todas las cosas, no teniendo en el mundo otra satisfacción que la de agradarle y darle gusto.
Mi amor, será un Dios crucificado.
Mis armas, la oración.
Mi fortaleza, la Eucaristía.
Mi recreo, Jesús Niño.
Mi divisa, la confianza en Dios y el desprecio de mí misma.
Mi refugio, los brazos de la Virgen.
Mis deseos, aspirar a amar cada vez más a Jesús.
(Diario Espiritual números 88-92)
5. PETICIONES
Señor Jesús, te presentamos a nuestros enfermos. Sabemos que tú lo puedes todo y te pedimos que les concedas la salud.
- Pero, sin son otros tus designios,
concédeles la gracia de
vivir cristianamente su enfermedad.
Permite, Señor, que nuestros enfermos descubran que su sufrimiento les santifica y les asemeja a ti
-Y dales la fuerza de tu Espíritu,
para que se ofrezcan contigo,
a Dios, Padre de misericordia.
Haz; Señor, que quienes padecen cualquier enfermedad comprendan que su enfermedad les ayuda a conseguir un conocimiento más perfecto del mismos
- Permite, Señor,
que sepan desprenderse de todo lo creado
y se dispongan,
para vivir conformes con tu voluntad.
Haz; Señor, que los enfermos que te presentamos ahora no pierdan la tranquilidad y encuentren su confianza y su fuerza en ti.
- Y a nosotros concédenos saber
sacrificar una parte de nuestro tiempo
para cuidar y acompañar a los enfermos.
Sabemos, Señor, que tú tratabas a los enfermos con tal delicadeza que todos venían a ti,
- Por eso te pedimos
que concedas a quienes cuidan a los enfermos
tu misma delicadeza y tacto,
que es tan difícil de tener cuando se está sano.
Nosotros que tenemos salud, te damos gracias por ello y te suplicamos por quienes están enfermos,
especialmente por aquellos que se sienten más débiles y sin esperanza
- Ayúdales, Señor,
a obtener el fruto espiritual que tú quieres
concederles con su enfermedad
6. SE REZA EL PADRE NUESTRO
7. ORACIÓN FINAL DE CONCHITA
Señor Jesús,
que por tu misericordia infinita
quieres escuchar mis ruegos;
acoge con bondad
lo que te pido hoy
Dame un gran amor por Ti;
haz que te ame sin medida
y que te ame sobre las cosas.
Concédeme una humildad profunda,
que me haga conocer mi miseria y mi nada,
y una obediencia perfecta a tu voluntad.
Concédeme la gracia
de conformarme con tu voluntad
y de seguirte llevando
la cruz que me envíes.
(Máximas del Evangelio VI)